Tras escapar, Kyklo y Carla deciden dirigirse al distrito de Shiganshina, donde precisamente, tras quince años, están a punto de reanudarse las expediciones extramuros. Con la intención de demostrar que él no es un hijo de titán, Kyklo se esconde en un carro cubierto del cuerpo de exploración, pero ignora el infierno que le espera tras el muro Maria.